miércoles, 16 de octubre de 2013

La carta a los pensadores errantes.

La incomunicación corporal había traído consigo la desaparición de los remanentes humanos que quedaron después de la última gran guerra. Dentro de este nuevo mundo pocos sobrevivientes se podrían considerar como humanos, solo aquellos capaces de convivir con la soledad han sido capaces de mantener viva la belleza de aquella raza. Sin embargo como toda escasa estirpe nos encontramos en peligro y se nos ha dado caza, no por maldad, claro está, si no por una simple y extraña selección natural.
Aquel que piensa es el único capaz de producir cambios y la nueva madre naturaleza ha decidido estancarse, creemos que la aniquilamos luego de tanto daño, he incluso hay quienes creen que nos abandonó por llegar tarde a casa haciendo caso omiso de sus imperativas. Sea cual fuese el caso el punto es que ya no hay cambios ni movimientos en el mundo y la tecnología ha dejado absortos a todos dentro de sus maravillosas tentaciones.
Nosotros sin embargo no somos perfectos y a estas alturas hemos logrado entender porque esta nueva selección natural nos da caza y es porque nos gusta crear problemas incluso de las cosas más simples de la vida, lo notamos al ver nuestra incapacidad de retornar la humanidad a su antiguo ser...si tan solo nuestras tribulaciones sobre filosofía, política, arte, matemáticas y todas las bellezas de antaño nos dejaran tiempo para resolver aquel dilema... Todo sería más simple, pero mientras el mundo nos frena, nosotros nos frenamos a nosotros mismos, gracias a esa belleza de antaño que es nuestra tentación. 
Pero ya ha sido suficiente! Estamos muy viejos y debemos actuar, por eso hacemos este llamado a todos los pensadores errantes a no buscarse entre si, hasta haber plantado cada uno su semilla idealista en esta tierra in fértil. 
No sean como nosotros, sabiduría desperdiciada. Sacrifiquen nuestra estirpe como siempre se ha hecho, pero no antes de ver germinar sus ideas, pues siempre habrán de haber de los nuestros.


De aquí y hasta siempre.


Los hijos del tiempo.

En la Corriente.

Afuera de esta puerta me espera lo mismo de siempre, por eso la atravieso cada día que sigo en este mundo, esa seguridad es la que nos mantiene en la rutina. Si con certeza supiéramos que sería nuestro último día al momento de cruzar el umbral. ¿Cuántos la abrirían? ¿Cuántos de ellos estarían preparados para poder cerrarla a sus espaldas?
Ese es un caso en el que la incertidumbre es ignorada por completo, y sin embargo, nos corrompe de todas formas.
Abro la puerta y en la intemperie vuelvo a ser lo que la sociedad quiere que sea, un fantasma.
Para aplacar ese terrible pensamiento me doy energía como cada día gritando en mi interior hasta desgarrar mi alma: Hoy muero !
Finjo ser quien soy tan solo para satisfacer a los demás, aunque lo interesante es que esa satisfacción no existe para ellos, es una satisfacción implícita en el acto de pasar desapercibido. Mientras nadie se sienta incomodo ante la presencia de alguien distinto todo estará controlado y eso es porque muy pocos aprecian las diferencias por lo que son: genialidades, como la humanidad misma.

Esos son los tipos de pensamiento que invaden mi mente al transitar por las calles del mundo mientras me dirijo hacia las vías del tren; que tan meticulosamente guían los vagones, al igual que los esclavos en el antiguo Egipto, cargando piedras para crear algo maravilloso aunque aterrador.
Pausa, para ! Aquel color de expresión imperante me detiene. Los autos pasan desapercibidos pues algo literario me inunda en la esquina y me ahoga hasta gritar en mi interior. Sin embargo la luz verde me hace respirar nuevamente y me despierta de aquel ensimismamiento fatal.


(Inundación literaria en la esquina):

Juventud

¿Qué serias sin un corazón roto?

Estoy seguro que serias niñez.

Adultez

¿Qué serias sin las cicatrices del corazón?

Estoy seguro que serias juventud.


Y luego al avanzar veo a una mujer de aquellas que solo soy capaz de imaginar y de nuevo como una maldición mi maldita mente me vuelve a atormentar:


Que hermosa!
Que hermosa!
Y no hablo de la flor en tu mano si no de ti, a la que contemplo día y noche.
En sueños, en el caos.
Bajo la lluvia de la tormenta que se avecina.
Te espero sin aliento, con frío y tiemblo.
Veo la sangre de aquella herida que no suele descansar.
Trabaja, trabaja y trabaja como el obrero para mantener viva a su familia.
Sangra, sangra y sangra para mantener latente tu recuerdo.


Y ni siquiera la conozco, aunque aquello es irrelevante. He de llegar pronto pues se hace tarde para llegar a clases. Una vez más he de luchar contra mis pensamientos para no quedarme dormido en mi mismo. Y así camino sin descanso para tan solo tomar el tren. Avanza esclavo, avanza! Ya verás como construiré algo maravilloso y aterrador.
Ha llegado el tren.
Respiro, siento, domino mi ser, me hago un regalo...vuelvo al presente.


Un Hijo del Tiempo.

sábado, 30 de marzo de 2013

La explicación del hijo.


Una mariposa alzó el vuelo sobre la impasible serenidad del vasto territorio blanco. Con cada aleteo de sus minúsculas alas se fragmentó lo que el ser humano racionaliza como universo.
Surgió luego el caos en la conciencia de cada organismo y trajo consigo un estado que se arraigó en todas las existencias. Aquel estado es la expresión máxima de vida; de esta vida. Por su mismo peso, de tan compleja perfección, provocó la incertidumbre y la confusión en varias razas que de a poco iban avanzando.
Me resulta en extremo complejo describir bajo qué se regía antes el universo pero solo basta saber que el sentido pasado era para la vida pasada y el sentido presente es para la vida presente.
Que no sea de extrañar que el estado lo crean sólo de ustedes, todos los seres lo creen sólo para sí mismos pues los hace sentir especiales. Plantas, animales, átomos, humanos, agua, etc. La estructura es diferente pero en esencia todo es lo mismo. 
A modo de ejemplo, el cual será el que más dará que pensar y entender, nombraré solo una de las igualdades que nos hacen ser lo mismo.
Todo y con ello también todos, somos egocéntricos.
La planta que te da vida te cree inferior pues no conoces aquel estado que da el sentido presente. Tú ves a la planta y crees que no piensa y con ello asumes que no siente pues carece de conciencia. Así concluyes indirectamente, sin pensarlo ni decirlo, que tampoco conoce aquel estado que da el sentido presente.
La energía misma también cae en el mismo ciclo y como un circulo vicioso; desde lo macro hasta lo micro resultan ser egocéntricos. Luego por esto surge la negación. Se niega que todo lo demás tenga conciencia, que pueda sentir, que pueda experimentar, etc.
Recuerda que el estado no es un sentimiento porque ellos mienten tal cual lo dice su nombre. Eso es un absoluto tal y como lo es el nombre con el que te referiste a mi al final del principio.

Sé que tal vez no logres entender mucho de lo que yo comprendo y te digo. Pero por favor no desees ser lo que soy, pues por más que el conocimiento sea poder, ninguna gracia tiene no poder experimentar el estado que rige la vida presente en el universo.

Tú existes desde que fluyes con el tiempo hasta que la corriente se detiene.
Yo soy singular pues existo sin la capacidad de fluir y el estado solo se experimenta al estar en la corriente.
El precio de experimentar aquel estado es la vida misma.
¿Te ha quedado claro entonces?
Pues entonces anda y fluye sin tener miedo, pues ahora te he revelado la posibilidad que te otorga el ser limitado.
Ahora sabes el precio del estado.
Ahora sabes el precio del amor.

                                                         El Hijo del Tiempo

domingo, 20 de enero de 2013

Introducción.


Fue conocido en antaño un viajero único y perpetuo. Interpretado ante los ojos que lo escudriñaron como un ente a temporal; representado con las arenas que fluyen en el corazón de los universos; entendido por los pensantes como aquello que es relativo; dueño del poder infinito por saber y comprender el conocimiento universal; buscado por los soñadores mas extravagantes como religiosos y científicos. Aquellos en busca de una verdad absoluta.
Sin embargo solo existe un absoluto sobre él. Este fue impuesto por aquellos ojos familiares a su imagen y con ello se le otorgó un nuevo plano de existencia en esta baja dimensión.
Sin saberse deliberado o fortuito ni presente o castigo
Fue nombrado para ser visto y por siempre citado:

El Hijo del Tiempo

Los Hijos del Tiempo.